Circuito del Jarama. Ocho y media de la mañana. De nuevo ese olor a café, asfalto castigado por el sol y adrenalina quemada en la pista. Nos encontramos aquí para asistir a un curso de conducción deportiva, con un aliciente interesante, poder probar un MINI Challenge en circuito.
Es el momento de confesarse. El MINI es uno de mis coches favoritos. Pero mi confesión no es esa. Nunca he conducido ninguno. Y estoy a punto de probar un Challenge. Como si alguien probase por primera vez el pescado comiendo un atún de 50 kilos crudo.
En los boxes hay un Porsche 911 y un Ferrari 360 de competición. Lo siento, no es vuestro día, no captáis mi atención. Ese pequeño utilitario reconvertido a coche de carreras y decorado como si hubiese atropellado una orda de zombies es el foco de mi interés.
Clases teóricas de conducción deportiva. La autoescuela avanzada.
Hay dos cosas que sorprenden a los que asisten por primera vez a estos cursos. La primera es que la conducción deportiva y la conducción segura son (casi) lo mismo. Saber cómo conducir correctamente nos permite estar preparados para imprevistos en carretera, y nos permite subir los límites en circuito. La conducción deportiva en carretera no debería significar ir más rápido. Debería significar ir a la misma velocidad pero con mucha más capacidad de reacción.
La segunda es que no tenemos ni idea de conducir. Recomiendo a todo aquel que pueda que tenga una experiencia en circuito, sirve para soltar adrenalina y para bajarnos los humos. No es fácil ser un buen conductor, y pensar que lo somos es peligroso.
En esta introducción nos enseñan la posición correcta al volante. Primero debemos ajustar la banqueta. Al pisar a fondo el embrague la rodilla debe quedar ligeramente flexionada. Nunca totalmente estirada, ya que en caso de accidente y deformación de pedales se tiene que doblar hacia arriba para evitar lesiones. Nos recomiendan colocar el asiento en la posición más baja posible. Esto nos permitirá bajar el centro de gravedad del coche, notar antes lo que nos transmiten las ruedas y situarnos mejor con respecto a la carretera.
El centro de gravedad (la altura del asiento) debería estar lo más bajo posible. No vemos el frontal ni la trasera, pero eso sólo importa para aparcar. Y aparcando no suelen ocurrir accidentes graves(Miguel Ángel de Castro)
El respaldo del asiento debe permitir que apoyemos la espalda de forma cómoda, totalmente pegados. No sirve de nada si estamos inclinados hacia el volante. Después debemos comprobar que, colgando las manos en la parte superior del volante, nuestras muñecas puedan girar 90 grados hacia abajo de forma cómoda.
El volante debe cogerse por donde está hecho para cogerse. Ni más arriba ni más abajo. Una pequeña aportación, hacerlo de otra forma no es sólo peligroso sino que además es estéticamente terrible.
En una curva deberemos intentar anticiparnos para que nuestras manos queden en la posición correcta en medio de la curva. Es decir, subir la mano derecha y bajar la izquierda si vamos a tomar una curva a la derecha. Así, en medio de la curva con el volante girado estaremos cogiéndolo de la forma más cómoda, y ante un eventual problema (un bache, tener que corregir la trayectoria, etc) lo haremos de forma más hábil.
MINI Cooper S, prueba en circuito
La vida es irónica. El MINI es uno de mis coches favoritos, y nunca había podido probar uno. En dos horas pude conducir un MINI Cooper S en circuito y después un MINI Challenge. Mi primera impresión es que el Cooper S es un coche fantástico para callejear y moverse de forma muy ágil por ciudad. Pero no es un coche de circuito. Al menos no es su hábitat natural.
Es estable y tiene una suspensión deportiva. Sin embargo, a alta velocidad empezamos a notar que es ligero. Incluso con cierta sensación de que si pisamos un piano va a salir volando por su bajo peso y su suspensión dura. Algo que, por otra parte, nos podría ocurrir con los coches de competición.
Con todo, se muestra muy manejable y resolutivo en circuito. Se deja domar fácilmente. Tanto que yo tenía la sensación de ir muy lento, impresión que no compartían los dos compañeros que viajaban conmigo.
Unas vueltas después ya estábamos habituados, al menos mínimamente, al trazado del Jarama. Una vez dominado el caballo, ¿es hora de subirse al toro? Todavía no.
MINI Cooper D, ¿cómo de bueno es esquivando conos?
La siguiente prueba se realiza con el MINI Cooper D, y es una de mis favoritas, esquivar conos. En el vídeo podéis ver cómo lo hace uno de los participantes. No muestro mi vídeo porque no me puedo grabar a mí mismo (y por vergüenza, claro). Parecía fácil pero tenía un pequeño truco, y es que hay una superficie deslizante mojada en los dos primeros conos. Pasarse de aceleración o frenada no era difícil.
Car Cross, potencia sin control
Otro de los juguetes que disfrutamos durante la prueba es un car cross, un vehículo del demonio venido de Francia bastante difícil de controlar, sobre todo porque le habían puesto ruedas de tierra para la ocasión, tratando de reducir su agarre. ¿Y cuál es mi experiencia? En este caso no os la puedo contar ya que no pude probarlo por problemas de horario, tenía que irme antes de tiempo. Tuve que escoger entre el Challenge y este, la decisión era clara.
Por cierto, no penséis que este es uno de los participantes, es un monitor. Entre los participantes los había más o menos habilidosos, pero los conos no solían permanecer intactos.
MINI Challenge
Empieza a apretar el calor de media mañana sobre el Circuito del Jarama y llega el momento de acercarse a la bestia parda. Como coche de competición su aspecto exterior impone respeto, advierte a su conductor de que no importa la experiencia que haya tenido con coches de calle, el MINI Challenge promete ser un toro indomable.
Unos minutos antes uno de los participantes ha tenido un accidente al no poder controlar el coche a la salida de una curva. Tanto él como el copiloto están bien, pero el golpe contra las protecciones ha sido sonoro y doloroso.
La decoración de competición en color roja es llamativa, pero se lleva la palma la unidad blanca vinilada con la promoción de la serie Walking Dead. No sólo se ha dado unas cuantas vueltas al circuito sino que ese coche ha estado atropellando zombies durante kilómetros y tiene restos pegados al coche.
Aunque su exterior asusta, lo cierto es que su motor no es aparentemente tan fiero. 1.6 turbo de 211 CV, lo que puede montar un John Cooper Works de calle. En gran medida el coche lleva mecánica de serie, aunque lo delatan detalles como los slicks Dunlop con medidas 215/45 R17.
Al subirse al habitáculo desaparece cualquier resquicio de utilitario premium, urbano y moderno. La jaula que rodea su habitáculo, junto al casco que debemos llevar puesto, dificulta bastante el acceso.
Una vez dentro me ayudan a ajustarme el arnés de cinco puntos. Es posiblemente el momento más impactante. Completamente pegado al asiento y casi sin poder respirar, escucho al chico de la organización decir que todavía hay que ajustarlo más. Ahora sí noto que no estoy conduciendo un coche, sino que mi cuerpo ha cambiado sus piernas por cuatro slicks y un motor de 211 CV.
Colocamos el volante y arrancamos el motor. El sonido dentro del habitáculo es bastante superior al que me esperaba. A medida que arrancamos el sonido se eleva. Afrontamos la primera curva despacio, con cariño. El radio de giro es pequeño, no queremos hacer un recto en la primera curva ya que no sería elegante.
Pasamos las primeras curvas y el coche me va dando algo de confianza. Irónicamente seguro que no voy más rápido que con el MINI Cooper S, ya que con el Challenge todavía no tengo confianza. Para muestra un botón: el cambio es manual de seis velocidades, como un coche “normal”. Meto segunda, tercera y cuarta por el sonido.
Entonces veo que estoy cambiando a 2.000 rpm. Suena como un gasolina “de calle” al corte. Y todavía nos quedan más de 4.000 rpm de recorrido.
Curva tras curva, recta tras recta, aumento ligeramente el ritmo. Seguro que desde fuera parezco una tortuga, 180 en la recta de meta es mi velocidad punta. En las curvas intento acercarme al límite, pero el Challenge se ríe de mí.
“¿No pretenderás ponerme en apuros a esta velocidad, no? Desde luego si me muevo un milímetro de mi trayectoria será por tu pésima forma de conducir, no por mi suspensión ni mis neumáticos. Vengo de atropellar ocho muertos vivientes y ahora tengo que soportarte a ti”. (El coche tiene mal carácter, claramente es la oveja negra de la familia MINI)
Termino las tres vueltas y entro de nuevo en boxes, enfriando los frenos previamente. Al bajar del coche noto las miradas de los demás participantes, buscando mi expresión al quitarme el casco. Una gran sonrisa y un par de gotas de sudor en la frente. Recupero el aliento y en pocos segundos ya pienso que espero que no sea la última.
En Diariomotor: Prueba del MINI Cooper S